Si pensamos en una atalaya bien conservada debemos acordarnos de la situada en Quintanilla de Tres Barrios, que Madoz definió como “torre de vigía”, situada en la ladera norte de un cerro en cuya cima encontramos esta edificación, bien situada, vigilante, que se une con otras en la distancia permitiendo desde cada una de ellas ver el resto, y así vigilar el entorno en su conjunto.
Torre cilíndrica, en este caso de unos diez metros de altura, y gruesos muros. Construida en sillarejo de piedra caliza. De entrada en la primera planta, con arco de medio punto. Atalaya hueca y bien conservada, que permite entender de mejor manera su estado original y fines. Una hermana en la zona, una compañera del resto. Un lugar defensivo que sirvió para sus fines.
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