Edificio levantado en los primeros años del siglo XVI por uno de los principales arquitectos de su tiempo: Juan de Álava o Ibarra. Recibe este nombre por las calaveras que sostienen los alféizares de las ventanas, llamadas tradicionalmente muertes, pero tan tétrica denominación hizo que se relacionara siempre con diversas leyendas relativas a terribles muertes de sus moradores. Preside la fachada un medallón con el busto de don Alonso de Fonseca, arzobispo de Santiago y principal mecenas de Juan de Álava. En el friso sobre la puerta aparece el escudo de la familia Ibarra sostenido por dos putti rodeados por delicados grutescos. Decoran la fachada varios medallones con personajes desconocidos, vestidos a la moda del momento. Rematan el edificio cabezas de ángeles alados.
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