Tiene su origen en una primitiva Iglesia románica que en el mismo siglo de su construcción, el XII, se demolió por rústica.
La distribución en planta es propia de los monasterios románicos españoles. Pieza fundamental en ellos era el claustro. Éste es de sillería y se articula sobre podio corrido, con arquerías sobre columnas dobles interrumpidas por pilares con columnillas adosadas.
Destaca la decoración de los capiteles, vegetal por un lado, a base de acantos extraídos, palmetas y roleos enlazados, y por otro figurativa, con distintas escenas de Nuevo Testamento.
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