Levantada a mediados del siglo XII, mezcla del estilo cisterciense en su estructuración, el lombardo catalán en la decoración externa del ábside y la linterna, y la mudéjar en la cúpula y su decoración escultórica. Su fachada principal estaba oculta por una galería de dos pisos añadida en el siglo XVII, de la que sólo permanece el atrio.
Los capiteles tienen formas que se repiten: monstruos, animales fantásticos, hombres grotescos, y los de formas vegetales son muy curiosos, poseen hojas revueltas en piñas. Destacan los ocho arcos de medio punto, que parten por parejas sobre ménsulas figurando capiteles. La cúpula es toda de sillería en nervios y paños, tiene un dibujo geométrico y los arcos no se cruzan en el centro, es parecida a algunas de la mezquita de Córdoba.
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