Edificio de aire neoclásico de finales del siglo XVIII, en el cual se halla una magnífica colección de tapices. Fue mandado construir por el Arzobispo Don Juan Francisco Jiménez del Río, en los últimos años del siglo XVIII.
Planta de cruz latina, con una nave principal, dividida en cinco tramos; sobre uno se asienta el coro, apoyándose en un gran arco, debajo del cual se cobija el baptisterio. En el interior, su estética es neoclásica y sin efectos decorativos. Sobre las naves se levanta el cimborrio, de base octogonal y rematado por un capitel que cubre la cúpula del crucero.
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