Construida en el siglo VII, resalta su sencillez arquitectónica con decoración abstracta en el piso y otra hispano-romana en los capiteles historiados.
El templo se hallaba inicialmente a orillas del río Esla, y la construcción del embalse de Ricobayo amenazaba con anegarlo. El historiador Manuel Gómez Moreno consiguió que se desmontara de su primitiva ubicación y fuera trasladada piedra a piedra entre los años 1930 y 1932 a la población más cercana a su emplazamiento original: El Campillo, donde se encuentra actualmente. Es monumento Nacional desde 1912.
Tanto por el diseño de su estructura y por la integración entre un perfecto estudio de volúmenes, interiores y exteriores, y una decoración escultórica excepcional para la época, como por el magnífico estado en que se encuentra, es el monumento más interesante que nos ha llegado del periodo visigodo y uno de los mejores del arte español altomedieval.
Cuenta con una planta que es combinación de cruz griega (mitad oriental) y basilical (mitad occidental) con gran compartimentación de espacios, como era preceptivo en la liturgia hispánica antigua que exigía un espacio para el sacerdote, otro para el resto de eclesiásticos y un tercero para los laicos. Destacan los símbolos antropomorfos de los evangelistas en las bases de las columnas y los capiteles historiados `Daniel en el foso de los leones` y `El sacrificio de Isaac`. En su interior hay un sepulcro monolítico, se supone medieval, y una pila bautismal del siglo XVI.
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