Iglesia que fue encomienda de los templarios con tres naves separadas por pilares cruciformes, y cinco ábsides en la cabecera, con doble portada en el sur, y frisos en los que se resguardan cincuenta esculturas.
Destacan los sepulcros del infante Don Felipe, hijo de Fernando III El Santo, y de su esposa, Doña Leonor Ruiz de Castro, considerados como una de las obras cumbres de la escultura gótica castellana y están acompañadas por un tercer sepulcro de un caballero de Santiago. Todos ellos conservan restos de policromía y narran en piedra la heráldica, los atuendos y las costumbres del siglo XIII. A la Virgen Blanca (imagen sedente), cuya figura puede verse también en el interior, dedicó Alfonso X El Sabio una buena parte de sus Cántigas.
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