Mandado construir en el siglo XVIII por Felipe V aunque Carlos III decidió reconstruirlo según las trazas de Sabattini, se inaguró en 1787. Es un edificio neoclásico con iglesia en forma de rotonda.
El templo contiene obras pictóricas en altares neoclásicos de Ramón Bayeu y Francisco de Goya (las del lado de la Epístola) y, además, dispone de patio, coro, claustro y Museo de Gregorio Fernández y Pedro de Mena.
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