Se construyó sobre terrenos donados en 1142 por Alfonso VII al conde Pedro Ponce de Minerva y a su esposa Estefanía Ramírez.
Después de recibir numerosas donaciones y ser poseedor de amplios territorios, entró en decadencia en el siglo XV. En 1592 y 1615 fue pasto de las llamas, razón por la que hubo de reedificarse. La permanencia de los monjes se mantuvo hasta 1835, fecha en la que se produjo el exclaustrado con la desamortización de Mendizábal.
Su disposición arquitectónica responde al indicado por la Regla del Cister. Posee dos grandes claustros, aunque el que se conserva es el realizado en el siglo XVII, en él se mantiene la severidad de la Sala Capitular.
La iglesia es de planta de cruz latina, con tres naves, crucero y ábsides semicirculares.
La primitiva puerta de acceso por el hastial norte, es románica, y presenta una singular resolución de sus arquivoltas.
La del oeste, que es ahora la de entrada, es de arco apuntado, sobresaliendo su belleza por la sencillez de su construcción y elementos decorativos a base de elementos florales, figuras de monjes y el calvario del tímpano de la puerta. En el hastial sur se levanta la espadaña que es de tiempos posteriores.
En su interior destacan los sarcófagos de los fundadores, dispuestos a ambos lados del altar, en el medio se montó el retablo mayor en el que participó entre 1605 y 1618 Pedro Sánchez, monje cisterciense.
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