La edificación del Real Monasterio se inició en 1482 con la construcción de su Claustro de los Noviciados. Cuenta con otros dos espléndidos claustros: El Claustro del Silencio, conocido también como Claustro de los Difuntos, debido a que los frailes eran antes enterrados aquí; y el Claustro de los Reyes, zona que era destinada al Palacio de Verano de los Reyes Católicos.
Una de las obras más importantes de su interior la constituye el retablo mayor, creación de Pedro Berruguete (1440-1504), en cuyo seno se encuentra el sepulcro del único hijo varón de los Reyes, el príncipe Don Juan, muerto de forma prematura antes de llegar al trono. Dicho sepulcro fue esculpido en alabastro por el italiano Domenico Francelli.
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