Su construcción se remonta a finales del siglo XV por mandato de Pedro González de Mendoza y Luna, Señor de Almazán y primer conde de Monteagudo, guarda mayor de Enrique IV. Aún es posible admirar en la escalinata principal un vano a modo de ventanal de puro estilo isabelino. Dadas sus dimensiones y su enmarcación a nivel del suelo, permite suponer que fuera la primitiva puerta de acceso a esa planta.
La parte más reciente es la fachada renacentista que cierra por uno de sus lados la Plaza Mayor, formando ángulo con la Iglesia de San Miguel. Destaca en la parte central la superposición del balcón principal y la portada, que conforman un interesante conjunto artístico de aire clasicista.
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