La ciudad romana de Ávila precisaba de un puente para cruzar el río Adaja. Un hermoso puente que se sitúa cerca del recinto amurallado, en la zona sur de esta ciudad. Un puente capaz de comunicar la puerta ‘decumana’ de occidente con la ribera contraria del río.
Un puente con arcos apoyados en cuatro pilares, cortados por la invasión árabe, lo que supuso su obligada reconstrucción en la Edad Media, ya con otras técnicas y materiales distintos. El arco mayor y tajamar, fueron rehechos en su totalidad, quedando algo más reducidos. Esta obra medieval, de menor cuidado que la romana, se diferencia claramente de la anterior. Mantiene un suelo de arena, con parapetos a los lados de altura variable. Un puente que aún supone una obra arquitectónica rica para esta ciudad y quien la visita.
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