Las ruinas albergan en la actualidad una marca comercial, y, otra parte de menor interés, se conserva dentro del Teatro Liceo, que recupera la traza original de la sala del teatro del siglo XIX, construido sobre la zona de las ruinas de este convento de San Antonio del Real, del siglo XVIII, donde se situaba el claustro y la sacristía de la iglesia perteneciente al convento.
El primer intento de fundar este convento franciscano, levantado muy cerca de la Plaza Mayor, tuvo lugar en 1732 cuando el marqués de la Compuesta comunicaba al Ayuntamiento de Salamanca que el Rey había autorizado a los religiosos de la Provincia de San Miguel a construir en la ciudad un hospicio de asilo a viejos frailes. En 1745 ya había sido construida la cabecera, el crucero, buena parte de la nave, la sacristía y una capilla, todo ello proyectado por fray Francisco de la Visitación, perteneciente a la propia comunidad religiosa.
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