Solamente quedan en pie tres partes del mismo, entre ellas La Capilla de San Mancio, que se dedicó a San Benito, tal y como atestigua la inscripción de la consagración del altar por el Obispo de Astorga en 1184.
La Torre, sobre un lado de la cabecera del Monasterio. Antes de su destrucción había otra torre gemela, cuyos restos se pueden ver a la izquierda de la existente, donde se instaló el reloj de la Villa, y que gracias a ello se salvó de la destrucción, acaecida en 1835, pocos días antes de ser inaugurada tras la última restauración.
También se conserva el Arco de San Benito, portada meridional de la Iglesia, hoy atravesada por la carretera como si fuera un arco triunfal. Se trata de una obra de Don Felipe Berrojo, fechada en 1662, que constituye una gran decoración dórica, con el escudo real, estatuas e inscripciones.
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