Sobre un edificio del siglo XIX, construido para el conde de Mejorada, hermano del marqués de Portazgo, el arquitecto Joaquín Saldaña, de moda entre la aristocracia madrileña de finales del XIX y principios del XX, levantó este palacete, cuyo piso principal estuvo destinado a la vivienda del propietario y los superiores a viviendas particulares de gran superficie.
Situado en el Barrio de Salamanca, conocido entonces como el ensanche madrileño, el palacio destaca por sus fuertes influencias de la arquitectura francesa, tan en auge en aquellos años. Entre sus elementos característicos se encuentran sus torreones cubiertos de pizarra y los amplios ventanales rematados en arcos de medio punto y decorados con guirnaldas de piedra.
Tras su restauración por Alvear Criado en 1977, fue convertido en las oficinas de una entidad bancaria y actualmente alberga la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.
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