Esta zona, que ha conocido varios nombres, como el de Campo de Marte, estaba rodeada de numerosos conventos. En él se realizaban las ejecuciones públicas, pero en 1877 cambió su destino por iniciativa del alcalde Don Miguel Íscar.
Se pueden ver jardines espaciosos con caminos serpeantes bordeados de grandes árboles, rocas formando las orillas del lago y puentecillos que le dan un efecto rústico.
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