Antiguo convento de religiosas dominicas del siglo XVI. En él se funden el último gótico con el renacimiento y su fachada posee extraños símbolos gremiales.
Entre las obras de arte destacan el sepulcro con los yacentes de los fundadores, doña María Herrera y don Andrés Vázquez Dávila, labrado por el escultor Andrés López a finales del siglo XVI, y el retablo mayor, del siglo XVII, con pinturas obra de Felipe y Guillermo Diriksen (1629).
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