La Dehesa del Quexigal estuvo compuesta por un palacio, oratorio, iglesia, venta y una amplia heredad de cultivos y tierras, que cuentan con `quexigos`, una variedad de roble, de donde le viene el nombre.
Perteneció desde 1563 a la comunidad jerónima del Escorial por adquisición de Felipe II, quien lo destinó a funciones productivas (madera, cereales, vino y aceite) y recreativas (cinegéticas para la Casa Real y de descanso para los monjes). Durante el final del siglo XIX y el XX perteneció a diversas familias, como la Casa de Hohenloe Langenburg, y desde 1982 continúa como granja en explotación.
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