Está rodeado de un paisaje de singular belleza, en la Sierra de Gredos. En 1461, fue donado por el rey Enrique IV a su favorito don Beltrán de la Cueva, antepasado del actual propietario y poseedor también del castillo de Cuéllar.
Consta de dos recintos de forma cuadrada con cubos circulares en las esquinas. Conserva en su interior restos de columnas, muros y escaleras, y es propiedad del Duque de Alburquerque.
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