Abrió de nuevo sus puertas en agosto de 2009, con una imagen totalmente renovada y el acondicionamiento, tanto de la fortaleza y sus estructuras defensivas, como de los jardines colindantes. De forma romboidal, está formado por una serie de estructuras concéntricas, foso, contrafoso, liza, cuerpo residencial y patio interior. Destaca la torre del homenaje, la más alta, último reducto defensivo de la fortaleza. En las fases de recuperación se hallaron cinco torres más.
Esta fortaleza del Siglo XI, fue mandado construir por Fernando I nunca fue un castillo palaciego sino una fortaleza en la que protegerse y proteger la ciudad.
El Castillo de Zamora vivió una época de gran esplendor en la Edad Media, sufriendo una importante transformación en el siglo XVIII para convertirlo en un fortín artillero y adaptarlo, así, a los nuevos métodos de ataque y defensa de las ciudades, la artillería.
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