Esta iglesia constituye un paradigma de la planta de salón y va a ser el precedente claro de muchas iglesias por su concepto del espacio y la pureza de líneas, que la convierten en una de las mejores iglesias góticas del siglo XVI. La primera piedra se colocó en 1526 y recibió la bendición en 1530, las obras se prolongaron durante todo el siglo XVI.
Para costear un proyecto de tal envergadura se reunieron las diez parroquias, que fueron demolidas, en la principal. La iniciativa fue tomada por Iñigo Fernández de Velasco, Condestable de Castilla y su mujer Ana María Tovar, duques de Frías, que consiguieron la erección en colegial en 1.514.
El altar mayor está presidido por la talla de Nuestra Señora del Mercado, titular de la Colegiata, escultura romano gótica del siglo XII, procedente de una de las diez parroquias desaparecidas al erigirse el nuevo templo.
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