Ocupando parte de los términos municipales de Arrabalde y Villaferrueña, se localiza el Castro de las Labradas, en lo más alto de la sierra de Carpurias, dominando un amplio espacio sobre la vega del río Eria, en la Sierra de Carpurias, y es el mayor poblado fortificado de la época Astur en Zamora. Estuvo ocupado desde la Edad de Bronce, pero su momento álgido se corresponde con el final de la Edad del Hierro y la romanización de estas tierras
El poblado estuvo rodeado de varias líneas de muralla con puertas de entrada al recinto una de las cuales está reconstruida. Su singularidad viene dada tanto por lo insólito de sus dimensiones, con un perímetro de 2.500 metros y una superficie de 23 hectáreas, como por lo excepcional de sus estructuras defensivas. Sus dos espléndidos tesoros, compuestos, fundamentalmente, de grandes joyas en oro y depositados en el Museo Provincial, son, probablemente, los más ricos de los hallados hasta ahora en toda la Península.
Posee una estratégica ubicación que sirvió como refugio de los astures ante la presencia de las legiones romanas, que controlaban sus movimientos desde el cercano campamento de Petavonium (Rosinos de Vidriales), propiciando en época imperial el abandono de la ocupación del castro.
En el edificio de las antiguas escuelas se encuentra habilitado el Aula arqueológica del Castro de las Labradas, un espacio que, a través de paneles explicativos y reproducciones de piezas arqueológicas, nos permitirá conocer los modos de vida de los primitivos astures que habitaron el castro a finales del siglo I a.C.
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