Antiguo eremitorio ya mencionado en la escritura que firmaba doña Urraca en 1155 a favor de Xebal (Cristóbal), prior del convento de San Salvador de Oña, cediendo el convento de Santa María de Mave, y esto incluía la Cueva de San Pelayo, que parece ser que dependía del mencionado monasterio de Mave.
Una pequeña ermita-cueva que en 1945 clausuró su entrada. La reducida planta está compuesta por una pequeña capilla, y en ella existe una clara separación entre el presbiterio y la nave con la iconostasis, posiblemente de madera. Al fondo del diminuto ábside se conservan dos hornacinas a modo de credencias.
Deja una respuesta