Datada en el siglo XIII aunque de construcción anterior, fue levantada en mampostería de piedra y ladrillo, sobre una edificación de sillería anterior perteneciente al románico, del que conserva un zócalo en su fachada principal, así como la portada de la misma fachada y de la Puerta de San Andrés.
Pese a las diversas modificaciones sufridas en el tiempo, actualmente conserva su traza original, reafirmada con una completa restauración llevada a cabo durante 1989-1994. Se trata, sin ninguna duda, del mejor ejemplo del mudéjar cuellarano y, a juicio del arquitecto e historiador Vicente Lampérez y Romea, posee la mejor planta de iglesia de este estilo.
Consta de una amplia nave central y dos de menor envergadura, contemplando un triple ábside decorado con series de arquerías ciegas de medio punto, ventanas con recuadro y frisos de esquinillas.
En su interior destacan diversos frescos mudéjares, una puerta de cantería de inspiración musulmana y una amplia colección de escultura, entre la que se encuentran las imágenes del Cristo de San Gil, la Virgen de la Rochela y un Calvario de estilo bizantino.
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