En origen fue la iglesia de un hospital o albergue de peregrinos, mandada construir en el siglo XIII por el canónigo Aldovino, cuya lauda sepulcral se conserva en el interior del edificio. Su planta, muy alterada, conserva retazos de diferentes momentos constructivos. En su interior, la cabecera y la nave están separadas por un arco doble apuntado.
En su interior se custodia el Nazareno de San Frontis, talla de vestir anónima de la primera mitad del siglo XVII. Llegó a la iglesia en 1800, procedente de la desaparecida ermita de la Cruz. Su traslado a la Catedral marca el inicio de la Semana Santa de Zamora.
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