Iglesia del último cuarto del XII y comienzos del XIII. De una sola nave abovedada, con dos tramos y un crucero que resalta por su mayor altura, una cabecera con capilla absidal semicircular y un tramo recto que se corresponde con el presbiterio.
Llama la atención la estructura y decoración del ábside y de los dos edículos que se localizan a cada lado del tramo que se corresponde con el incipiente crucero. La iconografía, tanto del exterior como del interior de los citados edículos, es una de las más personales, insólitas, y sorprendentes de todo el variado y abundante arte románico burgalés. Escenas misteriosas, seres fantásticos, originales temas vegetales y diversos animales fabulosos forman parte de un complejo corpus de difícil interpretación para los especialistas.
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