La iglesia es sin duda el inmueble más importante y valioso del pueblo.
Se trata de una iglesia de origen tardorrománico, de finales del siglo XII o principios del XIII, aunque con importantes transformaciones en época gótica, momento en que se remodela la cabecera con la adición de una cubierta ochavada que se ilumina por una ventana rasgada. El templo, coronado por una bella espadaña, está construido con sillares labrados en las esquinas y elementos de refuerzo, mientras que en el resto se utilizó mampostería. La portada de acceso es de simple ejecución y se compone de un arco y una arquivolta apuntados. En ella destacan dos cruces labradas: una es la cruz de Malta y la otra de seis brazos. Ya en el interior, podemos comprobar cómo en los siglos XVII y XVIII se reformó el lateral norte, ampliando la nave mediante arcos de medio punto.
En cuanto a escultura, destacan los capiteles del arco triunfal que separa el ábside del resto del templo, decorados entre otros motivos con imágenes de los Apóstoles. A los pies de la iglesia podemos ver sobre dos repisas un Agnus Dei, el cordero de Dios, al que le falta la cruz. También se conserva una pequeña talla de la Virgen con el Niño de posible cronología tardorrománica.
La estructura más valiosa es la de la cabecera, la cual debió de reconstruirse alrededor del año 1500. Muestra un suntuoso alero formado por una cornisa erizada con una larga sarta de bolas. En su conjunto, este voladizo es el mejor elaborado de los diversos de su tipo existentes en la comarca. Agregando un mayor interés, apoyado sobre dos mensulones, empotrados y salientes de uno de los muros, veremos la escultura de un carnero arrodillado, con una cruz sobre el lomo. Es una antigua antefija románica, recolocada aquí. En el interior nos sorprenderá el artesonado del presbiterio, con ciertos detalles mudéjares. El retablo mayor sigue las formas de un barroco comedido, con columnas de brillantes fustes de estrías onduladas.
Deja una respuesta