Se tiene noticia de su existencia ya en el siglo XIII, aunque de aquella época no quedan restos. Perteneció a la Orden de los Premostratenses y lo más antiguo de su arquitectura data del siglo XVI.
Consta de dos partes: la Iglesia de San Blas, perteneciente al episcopado pero inserta en el terreno de los actuales propietarios, destaca la fachada principal construida en 1590 y rematada por una espadaña del siglo XVIII; y la otra parte corresponde a las dependencias habituales de los monasterios habitados por sus actuales propietarios, en donde sobresale un claustro construido en el siglo XVIII bajo la dirección de D. Juan de Sagarvinaga.
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