Se construyó a instancias de Gutiérrez, rico capitalista que encarga el proyecto a J. Ortiz de Urbina, que traza los planos. Se construye a dos alturas, unidas por una escalera con balaustrada y zócalo de azulejos. El primer piso está formado por huecos para los escaparates con antepechos de hierro, separados por pilastras, que rematadas con capiteles de decoración vegetal, se prolongan en el segundo piso, destinado a viviendas.
Las cubiertas del pasaje constituyen un sistema independiente del resto del edificio. La estructura que las soporta es de madera salvo en la cubierta de la rotonda central, realizada en hierro y teja de vidrio. Los techos se adornan con pinturas de Salvador Seijas y ornamentación de estucos y motivos vegetales. Las puertas de ingreso son de rejería, de distinta composición y llevan las fechas de su construcción 1885-86 y la inscripción `Pasaje Gutiérrez`.
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