Datan del siglo XII, época en la que Fernando II repobló la villa. Son de aparejo de cal y canto y rematadas con almenas. Cada cuarenta metros tiene torres albarranas que comunicaban con un muro anterior, hoy desaparecido.
Se conservan amplios fragmentos de tapial, varios torreones almenados y una de las cuatro puertas, la de Santa María. Es la mejor obra de fortificación medieval de la provincia de León.
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