En el corazón del Parque del Buen Retiro se encuentra este gran estanque frecuentado por los madrileños para tomar el sol y montar en barca.
Construido entre 1634 y 1636 por el arquitecto Cristobal de Aguilera, este estanque fue el corazón del jardín del palacio de recreo del Buen Retiro y ha servido para acoger espectáculos acuáticos, como batallas navales o naumaquias, y los paseos en barca de los reyes y su corte. De hecho, en aquella época, estaba comunicado por una ría con la capilla de San Antonio de los Portugueses, hoy desaparecida, y el Retiro contaba con sus propias atarazanas para construir navíos. Por entonces, el estanque tenía en el centro una isla de forma elíptica que servía para realizar representaciones teatrales o musicales.
Casi un siglo después, desde este mismo lugar, Farinelli deleitaba con su voz a la corte de Felipe V. En el último tercio del siglo XVIII las aguas cubrieron la isla central del estanque grande y a principios del siglo XX, en 1902, se levantó el monumento a Alfonso XII, que fue financiado por suscripción popular y es un ejemplo sobresaliente de la arquitectura historicista. Diseñado por José Grases Riera y finalizado por Teodoro Anasagasti, la estatua ecuestre que lo corona es obra de Mariano Benlliure.
Un paseo en las barcas del Retiro
Actualmente, el estanque ofrece varias actividades dentro del Centro Deportivo Municipal Estanque del Retiro, como barcas de remo (se dispone de 100 barcas, dos de ellas accesibles para personas en silla de ruedas), barco solar (accesible para silla de ruedas) y aula solar y piragüismo, dirigido a niños y jóvenes entre 7 y 26 años e impartido por la Federación Madrileña de Piragüismo. Además, de septiembre a mayo, entrenan dos clubes, uno de remo, Remo 66, y otro de piragüismo, Vallehermoso Retiro. En piragüismo, lo que más se practica son las modalidades de palista y Kayak-polo, una especie de waterpolo con piragua.
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